MUNDO
SABADO, 27 DE MARZO DE 2010 - A LAS 8:30 P.M. (Hora en New York)
LA HORA DEL PLANETA
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El apagón del planeta
Con el eslogan Enciende el Planeta, un anuncio publicitario, protagonizado por la ONG WWF, nos emplaza para el día 27 de marzo, a que durante una hora, entre las 20:30 a 21:30, apaguemos todas las luces de cada hogar en toda la Tierra. Iniciativa que, desde hace unos pocos años, se protagoniza, dedicando un día en concreto; y una hora: en total, para en esos 60 minutos, contribuir a aminorar el CO2 a la zaherida atmósfera, y a su vez, contrarrestar los muy perjudiciales efectos del Cambio Climático que padecemos, en sus malévolas consecuencias en la Naturaleza y en todos los seres vivos.
No se trata, en este altruista llamamiento, de hacer unos Juegos Florales, sino que se hinca en concienciar, una vez más, a la población mundial, a la mitad (que son los consumistas), de los casi 6.500 millones de habitantes que sostiene el planeta. Es extremadamente positivo, y a medio plazo, iremos tomando razón en un asunto de suma gravedad, porque nos va la vida en ello. A pesar de los aprovechados negacionistas del Cambio Climático.
Este puede ser uno de los primeros simientes, que próximamente germinarán, en los inexcusables deberes de los seres humanos, con el objetivo de tener un planeta limpio y una muy saludable existencia en él. Porque verdad es, que los deterioros del calentamiento tienen un único culpable: el hombre con sus incontrolados derroches energéticos, en todos los países desarrollados.
Una prueba reciente la tenemos, según los biólogos, en la pérdida de orientación de las aves migratorias, dislocadas por el aumento de las temperaturas, por lo que también han afectado y aberrado en su ciclo reproductor natural en cada periodo.
No obstante, en un solo día y una sola hora de ahorros energéticos, de poco valen, si se cuantifican las muchas horas de consumo que hace un solo hogar al día. Sobre todo, si se derrocha inconscientemente con los pilotos rojos o stand by de los aparatos eléctricos, que por ignorancia no son apagados cuando no se usan. En estos encendidos permanentes de energías inactivas, se malgastan o tiramos alegremente a la basura: el 15% de la electricidad que se consume en el país.
La solución para el ahorro de electricidad, y por ende, de verter el negro humo mortal CO2 a la atmósfera, está en consumar el milagro de las energías renovables. Como seria y responsablemente ha apostado Dinamarca, país que ha disminuido su consumo, por obligación y educación medioambiental, a la par, que ha aumentado su PIB en 78%. Invierte 400 millones al año en energías renovables. Y tiene previsto, como vivificante ejemplo, suprimir totalmente el veneno CO2 para el año 2050..
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